9.3.06

EL CAMINO ES LARGO PERO SIEMPRE AVANZA

Y debe ser por eso por lo ke nadie está nervioso. No hay ke echar de menos nada. Todo llega. BIEN.

Cuentos golfos. III

Resaca pegajosa. Esa es una de las peores. Parece incluso que la habitación está ardiendo. Ni podía ir así a trabajar, ni merecía la pena. Era una de esas resacas en las que no me aguantaba ni a mí misma. Dos timbrazos de teléfono y descuelgan. La secretaría simplona del estudio. Hola, dile al jefe ke no voy, no me encuentro bien y listo. Ya me comeré el marrón mañana. Y me pongo a hacer recuento. No tengo ni idea dónde estuve ayer. Puta resaca... Me acuerdo del tío ese, el alto. Debía ser amigo de Gorka o algo. Y me acuerdo del polvo del baño... ves, ahora ya no es tan molesta la resaca. Tenía las manos grandes, lo sé porke me recorrieron de arriba a abajo. Y tenía un cuerpazo... Me hubiera gustado estar menos borracha. Mierda. Pero no importa, me acuerdo de bastantes cosas. En el bar ya me miraba. Durante el concierto. Pero hasta ke no fuimos a casa de Edu no me dí cuenta del todo. Tampoco estaba muy atenta, Edu me estuvo comiendo la oreja un buen rato antes. No era consciente de nada. Puto Edu. Pero en casa de Edu, el tio se me acercó. Me dijo noseké de la música, y fue bastante fácil. Había llegado Silvia y Edu había desaparecido con ella. No tenía muchas ganas de pensarme las cosas dos veces. Y estaba borracha. No kiero decir ke lo hiciera por eso, pero es un dato a tener en cuenta. El tío me entró trankilamente, se le veía relajado. Creo incluso ke no esperaba una respuesta tan inmediata. En cuanto se acercó un poco y me valciló dos veces le puse la mano en la polla. Eso no te lo esperabas, eh, vacilón. Pero reaccionó bien. Me metió la lengua hasta la garganta. Un punto para él. Nos estuvimos dando lametazos un rato, sin meternos mano. Como dos jovenes. En el salón del Edu. Punto para mí. Después, creo ke ni nos miramos, nos pusimos los abrigos. ¿Tienes coche? Vamos a un garito. No se donde estaba el garito, ni me acuerdo muy bien de cómo era, pero me acuerdo del baño. No sé si nos tomamos una o dos copas, nos sobamos un rato, bailamos otro rato, y me pusieron bitch. Oh, parece ke sube la temperatura. Así ke le baile un poco en la cara al tio y, sin dejarme terminar de oir la canción, me agarró de la muñeca y me llevó al baño. Empieza la marcha, el chico es listo. Me empujó contra la pared. Se kitó la camiseta como para dejar ver ke estaba bueno. El chico tenía buena intención, creo ke incluso llego a pensar en algún momento ke él controlaba la situación. Me deje desnudar por sus manos enormes. Tardo un rato. Se entretuvo en comerme mientras me metía mano con los vakeros puestos. Era excitante y yo me estaba mojando entera. Eché las caderas para alante, sujete su mano contra mi coño un rato, y le solté. Déjate de tonterías. Se bajo los pantalones, me desabrochó como pudo los vakeros y me sentó en el lavabo. Me comió, me comió sin kitarme las bragas, me besaba y me comía. Y lo hacía bien. Utilizaba la lengua lo justo. Me chupaba, me lamía. Y dejó entrar a su mano en juego. Esto me gusta, sigue así. Empecé a convulsionarme. Me recorrió por dentro como si se dejara algo. Incluso me hizo daño. Por un momento pensé ke me ganaba. Pero se impacientó. Me bajé del lavabo, le baje los calzoncillos y le comí la poya. Me llené la boca. El me tiraba del pelo. Parecía ke iba a descontrolarse un poco, pero no llegó a perder los papeles. Sabía lo ke hacía. Iba a ser duro, pero al final gritaría, me gustan las cosas difíciles. Me tiró del pelo otra vez, un poco más fuerte, y yo tanteé un poco con los dientes. Sólo para ke no se olvidará ke no mandaba él. Le comí la polla un rato más, sin manos, le gustaba también. Y me cogió en vilo. Me apoyo contra la pared. Estaba fría y yo sudaba, pero tenía las manos grandes y me apretaba el culo para ke no me escurriese. Me metió la polla apartando los obstáculos. Me la metió de golpe. Sin sutilezas. Como para ke no se me olvidara ke no mandaba yo. Era una lucha entre iguales. Y me reventó. Empujaba fuerte. Me clavaba los dedos en la espalda y en el muslo. Y hacía más fuerza con cada embestida. Yo le rodeaba con las piernas. Dolía. Joder si dolía, pero cada vez estaba un paso más cerca de correrme. Me lamió las tetas sin esfuerzo. Y cuando ya no aguantaba más, justo un segundo antes de dejarme vencer, abracé su rabo con fuerza y clavé mis talones en su espalda y empujé. Le hice mío. No puedes conmigo. Se corrió a lo bestia y chilló. Chilló y me corrí con él. Chilló como una zorra. Yo no pierdo nunca.




I'm gonna change the rules. You're gonna be my bitch.

1 comentario:

Anónimo dijo...

KAIZEN DICE: ASI SE HACE GOLFA!

ALGÚN DIA PERDERÁS, CON QUIEN MENOS TE LO ESPERES.

SI TE GUSTA GANAR, IMAGINATE LO QUE MOLA DEJARTE VENCER... JAJAJA!

LOS LIBROS DE HISTORIA NO SON DE VERDAD

En una sociedad que hace apología del raciocinio, que critica las utopías y que no acepta idealismos, repetimos, a pesar nuestro, los mismos...