Un día que aguantando el aire apretó mucho los labios e hinchó mucho los carrillos, Sol se dio cuenta de que podía hacerse muy brillante, y que le salía luz por las orejas. Le gustó tanto, que se pasaba todo el tiempo haciendo brillar el mundo, luz por aquí y luz por allá... Y Luna, que aún era pequeñita y había muchas cosas que todavía no le salían bien, intentaba hacer lo mismo, pero no podía.
Pero, justo cuando escuchaba que el Sol empezaba a desperezarse, recogía todos sus dibujos, se los guardaba en el bolsillo, y se hacía la dormida roncando como si nada.
Sol se despertaba entonces, se lavaba bien la cara y salía otra vez a pasear por el cielo iluminándolo todo. Hasta que se cansaba y se iba otra vez a dormir. Entonces, Luna volvía a sacar los puntitos luminosos de su bolsillo y a dibujar todas las figuras que se le ocurrían. Y estos puntitos luminosos son lo que ahora llamamos estrellas. Y por eso las estrellas sólo aparecen de noche, con la Luna, cuando el Sol está escdo.
Hicieron una reunión de flores para ponerse de acuerdo y decidieron, por mayoría, contárselo todo a Sol.
Cuando se lo dijeron, éste, muy enfadado con Luna, decidió buscarla para que le devolviera todos los trocitos de luz que le había robado. Y se lo dijo a las flores.
- ¡Ahora mismo me voy a por Luna, a darla un tirón de orejas y tres collejas!
- ¡Y además vendrá a por ti, y te dará un tirón de orejas! - dijo una de las flores.
- ¡Y tres collejas!
Y Luna, que sabía que Sol era muy rápido y muy astuto, se asustó mucho, pensando que al final la encontraría, que no podría esconderse de su hermano mayor por mucho tiempo.
Así que, esas flores enamoradas de las estrellas, le prometieron a Luna que la ayudarían. Vigilarían siempre a Sol mientras estuviera en el cielo, y sólo dormirían cuando no hubiera peligro y Luna pudiera salir a pintar el firmamento con estrellas. Y justo antes de dormirse, llamarían a Luna para que supiera que no había peligro.
Pero no acaba aquí todo.
Después de mucho tiempo jugando al perro y al gato, y sin verse por ningún sitio, Luna y Sol empezaron a echarse de menos, así que, a veces, cuando no les tocaba salir, cansados de no estar juntos, se escapaban.
Luna se asomaba cuando Sol estaba ocultándose, Sol aparecía cuando Luna aún no se había ido del todo...
Y cuando ya no pueden más, se juntan durante un rato y se dan un gran abrazo, y esto, es lo que ahora llamamos eclipses.
Sol y Luna
Historia: Mayuska
Ilustraciones con goma-eva y tempera * : Chemusko
Luna se asomaba cuando Sol estaba ocultándose, Sol aparecía cuando Luna aún no se había ido del todo...
Y cuando ya no pueden más, se juntan durante un rato y se dan un gran abrazo, y esto, es lo que ahora llamamos eclipses.
Sol y Luna
Historia: Mayuska
Ilustraciones con goma-eva y tempera * : Chemusko
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