Tantas horas delante del ordenador me quitan las ganas de llegar a casa y ponerme a escribir. Ganas de escribir, sí tengo, ganas de hacerlo mirando la pantalla de mi ordenador super-mega-chuli, no... Por muy super-mega-chuli que sea...
Ahora que no tengo tiempo casi ni para respirar (ni pensar en tener un niño o irme de vacaciones) leo el periódico muy por encima, y hoy me ha llamado la atención ESTO
Ale, a ver si se lo empiezan a tomar más en serio, señores.
Y qué le importa a nadie cómo esté mi alma...
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